MORIR DE ÉXITO

¿Una empresa puede morir de éxito? Sí

¿Una empresa puede morir de éxito? Sí, por tercera vez, claro que puede.

Debemos de tener especial cuidado con las situaciones de crisis por supuesto, pero también con las de bonanza, porque un crecimiento incontrolado puede llevar a la empresa a la misma situación que trae consigo una crisis mal gestionada…

Tanto si es por una situación de crisis, como si es por una mala planificación y gestión del crecimiento, las responsabilidades legales de la entidad son las mismas. Sin embargo, las crisis son más fáciles de identificar, ya que cuando morimos de éxito, todo parece que va bien, porque entran pedidos y clientes y esto es algo que nos confunde.

¿Cómo podemos identificar que estamos en este caso?

No son todas las que están ni están todas las que son, pero si ocurre esto en una organización, no podemos ignorarlo:

Síntomas:

  • La demanda de clientes empieza a ser superior a lo que podemos hacer frente.
  • Empezamos a perder el control sobre lo que llevamos haciendo siempre por tratar de abarcar nuevos proyectos.
  • Aumentan las reclamaciones de calidad.
  • Se reduce el tiempo de búsqueda de negocio y marketing porque los pedidos empiezan a ser excesivos.
  • La empresa empieza a tener mayores problemas de liquidez y endeudamiento.
  • Se nos complica solucionar las roturas de stock.
  • Nos cuesta estar al día con el trabajo, a pesar de contar con más personal.
  • Todos los pagos y gastos empiezan a tener que ser autorizados por el dpto. financiero para llevar un mayor control de la tesorería.
  • Empieza a existir un menor presupuesto para las promociones internas.

¿Cómo podemos prevenir esta situación?

  • Gestionar adecuadamente los recursos humanos, como un activo más de la empresa.
  • Incentivar a los comerciales en base a los cobros y no los pedidos o contratos firmados, para que no haya una sobre oferta sin tener en cuenta la facturación.
  • Identificar y evitar clientes que exigen mucho más de lo que tienen pactado. Esto aumenta el estrés y malentendidos.
  • Comunicar y escuchar a los colaboradores. No evitar el debate ni la tormenta de ideas cuando empiezan a aparecer algunos de los síntomas.
  • Crear un sistema por dpto. o proceso y delegar.
  • Enfocarnos 100% al cliente, y no tanto en el producto/servicio: qué quiere, qué necesita, cómo lo necesita, cuándo…
  • Obtener datos sobre la rentabilidad para emplear acciones concretas.

Así que, ya sabes, no lo ignores, háblalo con quien consideres oportuno, pero empieza a mover los hilos necesarios y recuerda:

«si fallas al planificar, planificar fallar»

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